La recuperación de la capacidad de producción de la Refinería de Esmeraldas demandará otros USD 172,2 millones. La implementación de obras tomará 30 meses y una parada de la planta por un mes.
Pese a esta importante inyección de
recursos, su adecuación a los estándares internacionales solo
será parcial.
Para que la terminal, que cubre el mercado interno de combustibles, alcance ese
nivel debería transformarse a una planta de conversión profunda. Así se
lograría tener productos de calidad sin necesidad de mezclar con Nafta de
Alto Octanaje (NAO) y Diésel importados. Pero este cambio también
exige un estudio de factibilidad técnico-económico que cuesta otro medio millón
y tardará cuatro meses.
Este panorama a futuro fue delineado por el consorcio ICC-Tecnatom, que
se encargó de auditar el programa de rehabilitación de la refinería.
El informe de resultados del consorcio confirmó que dicho programa -liderado
por los marinos y por Carlos Pareja Yannuzzelli,
exgerente de refinación de Petroecuador y hoy preso- tuvo un sobreprecio
de USD 469 millones.
Este aumento se debe a la carencia de un plan que incorpore todas las áreas de
la refinería y la ausencia de una planificación. Por ejemplo, se
presentaron reclamos por USD 44 millones de la coreana SKE&C por
diferimiento de paradas.
Apenas 1% de contratos se
efectuaron con licitación de obras; 39% se hizo de forma directa; el 38%
se acogieron a emergencias y 22% fueron acuerdos complementarios.
Este tipo de contrataciones provocó que los costos no estuvieran acorde
con el mercado.
Tras la evaluación, los auditores concluyeron que entre la documentación
de Petroecuador no hay un procedimiento
escrito o constancia de la existencia de un Sistema de Inspección Basada en
Riesgos. Esto permitiría conocer circuitos críticos de corrosión,
equipos en mal estado, los mecanismos y las consecuencias de las fallas
habituales, entre otros.
La puesta en marcha de este sistema tardará un año con una parada de
equipos de 30 días y cuesta USD 4,86 millones.
Otra intervención urgente es al sistema de autogeneración eléctrica,
pues su capacidad real es de apenas 16 MW, cuando su potencia instalada es de
35,15 MW. Solo operan tres de cinco turbogeneradores. En el informe estadístico
de Petroecuador de julio del 2018 se indica que la refinería ha estado
parada ocho días, entre enero y junio 2018 por fallas energéticas.
Esta situación se repitió en semestres anteriores. Por cada día de paralización
por esta causa se generan USD 1,24 millones de pérdidas, según la petrolera.
En enero 2017, EL COMERCIO
publicó una investigación sobre los contratos complementarios de la
rehabilitación de la planta, entre ellos se destacaron USD 80 millones
adicionales en contratos para rehabilitar el sistema eléctrico HM&H y
MMR Group.
Con la primera firma, la cuenta se elevó 16 veces más que el monto
inicial, al pasar de USD 3,1 millones a 49,7 millones. En el segundo caso, el
alza fue de al menos 40 millones y la auditoría reveló que USD 566 554
contratados con esta firma no tuvieron sustento. Hoy, la compra de un nuevo turbogenerador
costaría USD 23,6 millones y su implementación no es tan rápida: 16 meses.
En tanto esto se concreta y se realizan otros ajustes, la refinería está
conectada con el Sistema Nacional Interconectado (SNI) o con la planta
de Termoesmeraldas.
Otros ajustes no menos controversiales tienen que ver con la construcción
y montaje de tanques de almacenamiento y de la planta de
tratamiento de sosa gastada. En ambos casos los contratistas anteriores han
tenido observaciones.