El precio de la gasolina súper tuvo una importante subida en este mes. De un precio de venta al público sugerido por la estatal Petroecuador de $ 2,62 en abril, pasó a $ 2,92 en mayo. Desde que se liberalizó el precio (en diciembre pasado) los consumidores han pagado por cada galón entre $ 2,55 y $ 3,10, dependiendo de la política de cada comercializadora.
La última alza, después de que hubo dos meses de baja de precios, “ha sido un duro golpe”, tanto para consumidores como para los distribuidores, opina Francisco Silva, presidente de la Cámara de Distribuidores de Derivados de Petroleo (Camddepe).
De los datos entregados por EP Petroecuador, el margen de rentabilidad entre el precio de terminal (más IVA) y el de venta al público varió de $ 0,34 en diciembre a $ 0,53 en mayo. Pero si bien subió, no ha generado más ganancia al distribuidor por la caída de ventas.
Silva explica que tras la liberalización del precio, el Gobierno no tomó los correctivos para evitar que se migre a la otra gasolina, por lo que las ventas de la súper cayeron. También afecta a los consumidores que se quedaron en la súper, pues tuvieron un importante incremento.
Alfonso Darquea, dueño de una gasolinera con franquicia de Petroecuador, ratifica que los distribuidores están ganando mucho menos que antes de la liberalización del precio.
Esto les preocupa, pues realmente su rentabilidad se basa en la gasolina súper. Para Darquea, la actual política de precios está generando problemas a todos los actores. Por un lado, los distribuidores ganan menos, el Estado al tener que pagar más por subsidio a la extra, ya que hubo una migración a la gasolina de menor calidad, justamente por el precio. “Mientras mayor brecha existe entre uno y otro producto, el subsidio pesa más en la extra”.
Esa brecha se ha ido ampliando, pero la mayor diferencia se registró también en mayo. Mientras la gasolina extra está en $ 1,85 (pues tiene precio fijo), la súper subió hasta $ 2,92, es decir una diferencia de $ 1,07 por galón, lo cual empuja la migración.
Para Darquea, se debería eliminar o bajar el subsidio de la extra y más bien subsidiar un poco la súper, para así incentivar este consumo, más amigable con el ambiente.