Ecuador es uno de los países que pese al incremento que han experimentado los combustibles en los últimos meses todavía sigue teniendo precios bajos de diésel y gasolina en la región y en general en Occidente.
Este martes Ecuador vive una jornada de protestas luego que la semana anterior el gobierno del presidente Guillermo Lasso congeló el precio del diésel y de la extra y eco -no de la súper-, suspendiendo así el sistema de bandas, que también era criticado por el continuo aumento tras la progresiva eliminación de los subsidios.
Así, el diésel pasó de $ 1,69 a $ 1,90 y la extra y eco de $ 2,50 a $ 2,55.
El congelamiento a esos precios ocasionó más descontento en algunos sectores de la sociedad que rechazan la eliminación de los subsidios, incluyendo la Conaie, liderada por Leonidas Iza, que piden congelarlo a un menor precio, aunque desde Petroecuador aseguran que los precios actuales siguen siendo los más bajos por galón (3,78 litros) en comparación a otros países.
Ponen de ejemplo que en países como Perú ($ 2,04), Chile ($ 3,41), Colombia ($ 2,22), el costo del diésel es mayor. Además de decir que la relación del salario mínimo con este valor es también mayor en comparación a Ecuador.
Esto, en un escenario en el que el precio promedio global del galón de diésel es de $ 4,20, según el sitio especializado Global Petrol Prices. Esto, tomando en cuenta que el precio de venta al público incluye distintos tipos de impuestos, dependiendo de cada país.
También según Global Petrol Prices, países como Perú ($ 4,29), Argentina ($ 3,67), Chile ($ 4,54), Cuba ($ 4,54), Uruguay ($ 6,09), El Salvador ($ 3,87) o Nicaragua ($ 4,43) tienen un precio mayor a la gasolina más usada, igual o similar a las extra o eco en Ecuador, donde pasó a $ 2,55.
Para el exministro de Economía Fausto Ortiz, la decisión de poner esos precios por parte del Gobierno se basa en la proyección del aumento del precio del crudo, que ya está cerca de los 85 dólares a nivel internacional y se prevé que esté alto durante el 2022, y esto serviría como un precio para el largo plazo, puesto que seguir con el sistema de bandas implicaría seguir con incertidumbre y expectativa de saber si el precio sigue aumentando y el diésel y la extra podrían, opina, superar los dos dólares, trayendo mayores consecuencias políticas.
Ortiz añade que en el tema hay intereses políticos, porque si bien al aumentar el costo del combustible hay un impacto, no es que los 21 centavos más que ahora tiene el diésel representará que ese alrededor del 20 % debe trasladarse igual a los precios de los productos que necesitan de diésel para ser llevados de un punto al otro. Por ello, ve importante que el Gobierno siga con un control de precios para que no se suba al antojo, además de que la población también debe ver qué precios se han escapado para hacerlo notar y tratar de utilizar productos sustitutos.
“Vamos a ir viendo cómo termina este mes… el impacto del diésel en el transporte, en los alimentos y luego tendrá que irse acomodando a la situación de la población”, dice Ortiz, quien afirma que si ahora se sigue fugando por la frontera el combustible, ya no habrá problema porque no tendrá subsidio.
En tanto, Galo Salcedo, experto en petróleo y Ph. D. en geología por la Universidad de Kansas, comenta que en Ecuador se produce combustible en cuatro refinerías (más de 170.000 barriles de petróleo diarios) aunque se importa cierta cantidad de gasolina básica, que se mezcla y convierte en súper o extra. Sin embargo, el diésel sí se importa más por la demanda del transporte y otras industrias.
“El Estado es dueño del petróleo y de la producción de combustibles. Produce, importa y pone los precios”, considera Salcedo.
Fernando Santos, exministro de Energía, también resalta que hay que tomar en cuenta que alrededor del 40 % de la gasolina que se comercializa es importada y en el caso del diésel el porcentaje aumenta a alrededor del 80 %.
“El Gobierno aprovechó el congelamiento para dar un saltito más al precio internacional. Aun así el diésel todavía sigue por debajo… la gasolina está ya en precios internacionales”, sostiene Santos.
Una de las deficiencias que ocasiona esto, según Santos, es que desde hace 25 años no se aumenta la producción de combustibles en el Ecuador. Puesto que al importar hay que pagar desde el combustible, el seguro, el transporte y los impuestos locales. Por ende, producirlo aquí podría ayudar a disminuir el costo final al público.
Carlos Salazar, presidente de la Cámara Nacional de Distribuidores de Derivados de Petróleo en el Ecuador, cree que era mejor continuar con el sistema de bandas porque era transparentar el precio y dejar los subsidios. Además de que en esa modalidad desde el sector privado iba a crecer la oportunidad de importar combustible y, por ende, dar la opción de una mejor calidad de combustible, con menos cantidad de azufre, llegando a ser tipo Euro 5.
Salazar también reclama al Gobierno que desde su sector aún tienen congelada la comisión desde hace 18 años de 15 centavos en extra y 12 centavos en diésel por galón, que afirma se reparte entre comercializadoras, transporte y estaciones de servicio. Además comenta que la súper, sí liberalizada, por el precio pasó de representar el 15 % al 4 % de lo comercializado.
Cálculos de Global Petrol Prices, el último publicado con fecha del 18 de octubre, indican que el precio promedio de la gasolina alrededor del mundo es de $ 4,63 por galón. “Las diferencias de precios entre países se deben a los diversos impuestos y subsidios para la gasolina. Todos los países tienen acceso a los mismos precios del petróleo en los mercados internacionales, pero luego deciden imponer diferentes impuestos. Como resultado, el precio minorista de la gasolina es diferente”, apunta el sitio.
Los precios más caros en Occidente los tienen Países Bajos ($ 8,51), Noruega ($ 8,40), Dinamarca ($ 7,95), Finlandia ($ 7,81) y Suecia ($ 7,77). También resalta el precio en la región china de Hong Kong ($ 9,92) y en República Centroafricana ($ 8,02).
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