Las fusiones y las conversiones se han convertido en la principal estrategia de fortalecimiento de las entidades del Sistema Financiero Popular y Solidario (SFPS). A través de estos procesos se promueve la estabilidad y la solidez del sistema cooperativista. También se impulsa la confianza en el sector, explica la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria (SEPS).
La fusión entre cooperativas de ahorro y crédito es una respuesta a una necesidad estratégica para afrontar exigencias del mercado financiero. Desde que se emitió la norma de fusiones en 2015, en el SFPS se han llevado a cabo 172 procesos de integración que han involucrado a 403.024 socios. Pero desde el 2019 se vienen dando la mayoría: 81 procesos registrados, según la SEPS. Una gran cantidad se han efectuado en los segmentos 5; es decir, entidades financieras pequeñas. (ver gráfico)
¿Cuándo se aplican? La entidad que esté en una posición fuerte en el mercado o en una región determinada plantea a otra la posibilidad de juntar sus activos, pasivos y patrimonios para trabajar juntas. Esto en el escenario de que dicha organización esté en su mismo territorio o que atienda el mismo mercado objetivo y que presente, eventualmente, algunas debilidades.
Además, esta estrategia es útil para evitar que las entidades lleguen a caer en causales de liquidación forzosa. Así solidifican su imagen de marca, reducen los costos operativos y fortalecen los procesos operativos, contables e informáticos, según la SEPS.
Para los socios y usuarios esto es positivo porque se resguardan sus recursos económicos. “Los clientes se mantienen como socios, ahora de la entidad fusionada”, explica Edgar Peñaherrera, gerente de la Red de Integración Ecuatoriana de Cooperativas de Ahorro y Crédito (Icored).
Con la fusión se aprovecha la cobertura, el equipamiento y fortalezas de las entidades para que los servicios y productos financieros sean más eficientes, digitales e inclusivos. Por ejemplo, las cooperativas grandes llegan a lugares donde antes solo habían entidades pequeñas, que ya no tenían una capacidad financiera para incluir a más personas. Con la fusión tienen la oportunidad de dar más créditos, con mayores montos y facilidades. Así trabajan en mercados que no estaban siendo atendidos antes”, dice Peñaherrera.
Este sector financiero tiene un importante peso en la colocación de créditos. Entre enero y diciembre de 2022, el volumen total de crédito del sistema financiero privado fue de 41.451 millones de dólares. De estos, las cooperativas y las mutualistas entregaron casi el 30%.
Para el fortalecimiento institucional también ha ayudado la conversión. Desde el 2021, las entidades del SFPS pueden transformarse voluntariamente en cajas de ahorro si pertenecen al segmento 5, no están en un programa de supervisión intensiva ni inmersas en causales de liquidación forzosa.
Para Peñaherrera, este mecanismo se aplica cuando las entidades determinan que no son sostenibles dentro del sistema financiero “por más que estén sanas en ese momento”. Por eso eligen convertirse en cajas de ahorro, ya que estas tienen funciones similares, con la diferencia de que no pueden captar depósitos de terceros, sino gestionar sus propios recursos. Además, tienen controles menos rígidos.
El cambio normativo también ha impulsado estas conversiones. Hasta el año pasado, las cooperativas de ahorro y crédito debían sumar un capital social mínimo de 200.000 dólares para su funcionamiento. Algunas que no lo lograron optaron por el cambio, acota Peñaherrera.
Desde el 2021, la SEPS ha aprobado 42 procesos de conversión, con activos de 14,8 millones de dólares y obligaciones con el público por 9,4 millones. De esta manera se ha apoyado a 14.614 socios.
Los beneficios para las entidades en los procesos de conversión son la reducción de costos operativos, de supervisión y de intermediación, autocontrol y menores niveles de riesgos. Por su parte, los socios de un mismo vínculo común pueden acceder a servicios y productos financieros con menor costo.
Tanto las fusiones como las conversiones y liquidaciones han influido en la disminución constante del número de entidades de este mercado. Al 2020, la SEPS registraba 523 y para 2023 suma 435. Este sector financiero tiene un importante peso en la colocación de créditos. Entre enero y diciembre de 2022 el volumen total de crédito del sistema financiero privado fue de 41.451 millones de dólares. De estos, las cooperativas y las mutualistas entregaron casi el 30%.