La zona portuaria de Guayaquil es la séptima de América Latina

Una hilera de pequeñas embarcaciones reposan junto a los muelles de madera del Malecón. Están desde la zona norte, por el cerro Santa Ana, hasta la parte sur, por la actual avenida Olmedo. Casi por la mitad del río Guayas, entre la isla Santay y los muelles, se ven otros barcos navegando.

La escena es parte de una fototipia panorámica del Guayaquil de 1910, aquella ciudad que para entonces tenía 80.000 habitantes en 8 kilómetros cuadrados. Una urbe de madera que ya se mostraba comercial, dinámica, muy cercana al río.

“La hermosa ciudad de Guayaquil, llamada, no sin razón, la Perla del Pacífico… Es puerto principal de la República y uno de los más importantes de América del Sur (sic)”, escribió el presbítero español Juan Bautista Ceriola, en un libro de la época que recoge esa foto.

A más de un siglo de esa gráfica, Guayaquil sigue siendo el principal puerto del Ecuador, por el que pasa el 86% de las mercancías no petroleras. La dinámica portuaria que hasta finales de los cincuenta del siglo pasado se vivía en el Malecón, ahora palpita a diario por los esteros del sur, entre cooperativas de viviendas que surgieron con rellenos.

El actual sistema portuario está desplegado por los esteros Cobina, Santa Ana, del Muerto y Mongón. Están en cuatro áreas que los navieros identifican como la zona portuaria de la isla Trinitaria, la zona de Fertisa, la zona de Autoridad Portuaria de Guayaquil y la zona del río Guayas.

Dentro de esas se levantan las 9 principales terminales privadas, que en el 2018 recibieron 945 buques y las instalaciones de Andipuerto y Contecon, la terminal estatal concesionada al grupo filipino Ictsi, que el año anterior atendió a 837 buques, según datos de la Autoridad Portuaria de Guayaquil (APG).

José Modesto Apolo, un jurista ligado a la actividad marítima, dice que el sistema portuario de Guayaquil ha crecido en los últimos años con importantes inversiones, de las cuales una parte ha sido desplegada en los puertos privados. Solo en lo que va del año estima que hay casi $ 40 millones invertidos en los puertos privados.

A esto se suma la inversión hecha por Contecon en las instalaciones estatales que llegan a $ 325 millones desde el 2007 que maneja la terminal.

Con actores privados con mejor infraestructura, el mercado portuario de Guayaquil también ha ido redistribuyéndose, con carga que antes pasaba por Contecon y que ahora sale por muelles particulares.

En el 2018, los puertos de la urbe movilizaron 19’794.084 toneladas métricas de cargas de exportación e importación. De ese total, 8’517.310 movió la terminal de Contecon (43 %) y 11’276.774 (57 %) se trasladó por las terminales privadas habilitadas, según datos de la Subsecretaría de Puertos y APG.

El nivel de carga total que se maneja en esta ciudad la pone entre los puertos más importante de América Latina y el Caribe. Un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que considera el movimiento portuario por teus (unidad de contenedores de 20 pies), sitúa a Guayaquil en el puesto 7 dentro de un ranking que considera 118 puertos y zonas portuarias.

La variación de crecimiento entre el 2017 y 2018, en el indicador de movimiento de teus, fue de 10,3 %.

La ciudad ha estado realizando además inversiones de dragado para responder a la dinámica que impuso la ampliación del canal de Panamá, que atiende buques enormes.

El municipio contrató a la empresa Jan de Nul para dragar el canal de acceso al puerto, con la idea de que pase de 9,75 a 12,5 metros. Esto permitirá que buques de mayor calado, hasta de 15 mil teus (100 mil contenedores) puedan ingresar. La empresa ya concluyó el dragado en la zona rocosa de los Goles y espera al final de este año terminar la obra.

Walter Spurrier, analista que hizo un estudio de la demanda de los puertos, cree que si bien se está mejorando la capacidad instalada con inversiones como el Puerto de Aguas Profundas de Posorja (que operará en agosto próximo) y ampliaciones en los puertos operativos, se requerirá seguir realizando inversiones para responder a la demanda, especialmente la que provendrá con la explotación minera.

DIARIO EL UNIVERSO