Las medidas para remplazar el uso de combustibles fósiles por energías consideradas limpias no han generado mayores resultados. La producción del recurso energético del país aún depende, principalmente, del petróleo.
Según el último Balance Energético Nacional, que presentó el Gobierno en el 2017, un 88% de la energía provino del petróleo, mientras que la que se obtuvo de recursos renovables como: agua, sol o viento representó un 6%.
Este esquema, según especialistas consultados, demuestra que la iniciativa de cambiar la matriz energética, que impulsaba el Gobierno anterior, no se ha concretado.
Entre el 2007 y 2017, el uso de petróleo se redujo en apenas 2 puntos porcentuales.
“Lo único que se hizo es construir hidroeléctricas, pero no se complementó con otras medidas para modificar la balanza energética”, refirió José Luis Fuentes, docente e investigador en Políticas Públicas de la Universidad de las Américas (UDLA).
Tras la incorporación de cinco de las ocho hidroeléctricas previstas, el país cuenta con una capacidad total para producir energía (potencia) de 7 018 megavatios (MW). Se trata del doble de lo que se contaba en el 2007. Sin embargo, esto no ha modificado la balanza energética.
Esto ocurre porque en los últimos años no se han promovido cambios significativos en el sector del transporte, que es el que más recursos consume.
Este segmento demanda de alrededor de 45 millones de barriles de equivalentes de petróleo al año, de acuerdo con cifras del Balance Energético Nacional 2017. Luego están el sector industrial y el residencial.
Además, las acciones que se impulsan desde el 2016 para incentivar la compra de ve¬hículos eléctricos no han tenido una mayor acogida.
Entre el 2016 y febrero del 2019 se han comercializado solo 337 unidades que funcionan con electricidad. Esto representa menos del 1% del total de ventas que se produjeron en este período, refirió la Asociación de Empresas Automotrices del Ecuador (Aeade).
A nivel local, la incorporación de unidades de transporte público que usan energías limpias ha sido puntual.
Por ejemplo, en Guayaquil se adquirieron recientemente 20 buses eléctricos, Cuenca tiene un tranvía y Quito cuenta con troles, que operan con diésel y electricidad, y próximamente con el Metro. Pero esto aún no evidencia una reducción del consumo de combustibles en este sector.
Entre enero y marzo del 2019, el consumo de derivados en el sector automotor subió 1,5% en relación con el mismo período del año previo, según cifras de Petroecuador.
Para obtener cambios se requiere optimizar el transporte pesado, que es el de mayor consumo, indicó Fuentes. Esto se puede obtener con la mejora de los combustibles, porque hasta ahora no se ha desarrollado una tecnología para producir camiones o tráileres que funcionen con electricidad.
Otro factor que puede contribuir a dar el salto en el uso de energía renovable es que las políticas gubernamentales incluyan a los ciudadanos y que sean permanentes.
En la actual Ley de Eficiencia Energética, que está vigente desde marzo del 2019, se plantean incentivos para las personas y empresas que apuesten por sistemas más limpios en el transporte y en las construcciones, pero aún está pendiente el reglamento para conocer cómo funcionarán estas compensaciones.
Si estas nuevas propuestas dan resultados, el cambio de la matriz energética se evidenciará en dos o tres décadas, porque son procesos lentos, explicó Fernando Salinas, presidente del Colegio de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos de Pichincha.
El cambio de matriz, precisó Salinas, requiere contar con una nueva infraestructura para abastecer de energía a los vehículos o cambiar los procesos que se realizan en la industria. Y esto demanda de inversiones considerables.
Solo en el sector camaronero, por ejemplo, se estima que para electrificar estas instalaciones se debe contar con alrededor de USD 4 000 por cada hectárea de producción.
Mientras esto no se modifique, en el país se seguirán empleando los recursos petroleros, que se aprovechan desde la década de los 70.
Actualmente, se producen alrededor de 536 920 barriles diarios. Ecuador tiene las terceras reservas más altas de la región, después de Venezuela y Brasil, según British Petroleum. Sin embargo, se trata de un recurso no renovable.