La calle Eloy Alfaro huele a chocolate. A veces se confunde con caramelo, pero son las siete toneladas de Manicho que cada día se producen en la fábrica de La Universal, las diez toneladas de Cocoa o las dos toneladas de Zambo.
Las marcas han perdurado en el tiempo –en el siglo–. La Universal llegó a sus 130 años produciendo, con una pausa tras la crisis económica de los 90 que la llevó a cerrar, luego (2005) volvió como Universal Sweet Industries, y desde el 2018 está en manos de BIA Brands, un holding multilatino de alimentos con presencia en México, Centroamérica, el Caribe. “La Universal es el primer intento en Sudamérica” de este grupo.
Y aquí “lo que hemos evidenciado es el poder de las marcas. Estar siempre en la mente del consumidor por la calidad que se mantiene en nuestros productos”, dice Alejandro Aguilar, gerente general de La Universal, al hablar de la relevancia de cumplir 130 años.
Las metas ahora son volver a estar en todos los puntos de venta del país, y para ello tienen alianzas. Además de acelerar su plan de innovación, como ya lo han hecho con su icónico Manicho que también hay mini, dúo, block, con Maní Cris… Y expanderse, mirar a otros mercados. Ahora sus exportaciones representan entre el 2% y 3% de lo que producen. Y la meta es subir al 10% en cinco años.
En ese camino sus mercados nostálgicos, Estados Unidos y España, son un objetivo. Ahí hay mucha presencia de ecuatorianos, en quienes está muy marcado el consumo de sus marcas emblemáticas: Manicho y Cocoa. El siguiente paso es el mercado centroamericano, donde las galletas son el atractivo. Hasta África está en sus planes, de hecho ya exportan chupetes a Guinea y Sierra Leona, al año se envían 280 toneladas del producto, lo consideran poco, pero ya es una puerta abierta para entrar en volumen y con su portafolio.
Su capacidad instalada de 20 mil toneladas al año todavía les permite seguir creciendo en producción, para ello invierten en maquinaria nueva para no dejar de innovar con sus más de 18 marcas. Y en ventas. Pasó de $ 30 millones de facturación en el 2013 a más de $ 65 millones en el 2017, y ese crecimiento lo proyectan mantener.
Más de 500 empleados en temporada alta
Como una masa gigante de torta de chocolate empieza el proceso de producción en La Universal. De esa mezcla se encarga Nery Molina. Lo ha hecho por veinte años, no de forma consecutiva porque él estuvo en la etapa de cierre de la empresa y luego volvió y ya lleva catorce años mezclando todas las materias primas.
Roberto Cedeño, supervisor de producción, tiene trece años siendo parte de cada proceso de elaboración. Son entre 350 y 500 empleados los que dan vida a esa planta y que en temporada alta llegan a ser más de 500.