El desafío de la transaccionalidad bursátil
El mercado de valores ecuatoriano encara un reto estructural: adaptarse al ritmo de digitalización que ya transformó otros sectores. A pesar de que en 2024 más del 83 % de los ecuatorianos está conectado a internet y existen 17,5 millones de líneas móviles activas, la participación bursátil todavía depende de procesos fragmentados y poco accesibles. Mientras que la ciudadanía ya adoptó con naturalidad servicios digitales para pagos, compras o transferencias, invertir en valores sigue percibiéndose como un camino lleno de trámites, intermediaciones y tecnicismos. Este desfase genera un problema doble: limita la entrada de nuevos participantes y frena la posibilidad de que el mercado se convierta en una alternativa cotidiana de inversión y financiamiento.
Integración digital como respuesta
La solución no pasa únicamente por crear aplicaciones propias, sino por integrar al mercado de valores en los ecosistemas digitales donde las personas ya interactúan. Las APIs, bien diseñadas y seguras, permiten que la inversión aparezca dentro de la banca en línea, las billeteras digitales o incluso superapps regionales, reduciendo la fricción y acercando los productos bursátiles a la vida diaria. Este enfoque ya se consolidó en otros sectores: en 2022, casi la mitad de las transacciones financieras del país se realizaron por canales digitales, con un crecimiento de 15 veces en el uso de apps móviles en apenas tres años. Estos números confirman que los usuarios no solo están listos, sino que prefieren la inmediatez y simplicidad digital. El mercado de valores puede aprovechar esa tendencia, pero necesita traducir su oferta en experiencias tan intuitivas como las que hoy dominan la vida financiera de millones de personas.
Marco regulatorio y oportunidad histórica
El tercer componente es normativo. La Ley Fintech surgió con la promesa de democratizar el acceso al sistema financiero, pero en la práctica aún se percibe como un marco que burocratiza más de lo que habilita. Para que la digitalización bursátil sea real, se requiere una regulación que fomente innovación, garantice seguridad y elimine barreras innecesarias. La oportunidad está servida: más del 84 % de la población adulta ya tiene acceso a una cuenta financiera, y el 71 % la utiliza activamente. Convertir a esa base en participantes del mercado requiere visión estratégica: simplificar procesos, abrir canales digitales y ofrecer un lenguaje claro y confiable. El desafío del mercado de valores no es tecnológico, sino de decisión: integrar de manera efectiva sus productos al ecosistema digital que el Ecuador ya consolidó.

