Las cifras oficiales retratan una mejoría del mercado laboral a nivel nacional, pero tal bienestar (que muchas veces llega con el logro de una plaza informal) no alcanza a sentirse en el norte del país. Al cierre del 2022, Esmeraldas, con una tasa del 9,1 %, llegó a convertirse en la provincia más afectada por la escasez de trabajo.
Según la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo que ayer presentó el INEC, con esos resultados la Provincia Verde desplaza a Pichincha (8,5 %), que en los últimos años ha venido ocupando ese primer lugar. En el tercer puesto está Imbabura, con el 7,1 %.Guayas, en cambio, cerró con una tasa del 3,6 %.
Para Carlos Loaiza, presidente de la Cámara de Comercio de Quito (CCQ), las provincias del norte históricamente han tenido un nivel de desempleo superior al nacional, “por factores como la falta de dinamismo económico en esas zonas (a diferencia de Guayas, donde está la mayoría de empresas exportadoras) y la adaptación de personas en entrar al empleo no adecuado”.
En el caso de Esmeraldas, el repunte delincuencial del año pasado (con una de las tasas más altas de homicidios), dicen los expertos, también cuenta como una causa, pues la violencia ahuyenta toda actividad productiva.
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), esta zona del país llegó a registrar tasas de desempleo que están muy por encima del indicador nacional, que en 2022 cerró en un 4,4 % (0,8 % menos que en 2021). El analista económico Alberto Acosta explica, sin embargo, que para analizar este mercado no es suficiente ver qué pasa con el desempleo, “pues eso no nos dice toda la verdad. Cuando la gente pierde un trabajo formal, no empieza a ser considerada como desempleada. Esas personas pasan al empleo inadecuado, a la informalidad”.
Aunque el INEC mencione que en el último año la tasa del subempleo cayó del 23,2 al 22,2 % y el empleo adecuado creció del 32,5 al 34,4 %, esta mejora sigue sin ser la esperada, dice Acosta. “Hasta diciembre de 2014, cerca del 50 % de la PEA (Población Económicamente Activa) tenía empleo adecuado”. De tal manera que hoy, con un 34 %, aún estamos lejos de recuperar eso.
Si bien las ventas récord del 2022 ($ 226.631 millones, 14 % más) llegaron a superar los niveles precovid, el trabajo de calidad aún no alcanza el nivel prepandemia. Y eso, añadió, se debe a dos factores que en el país están desestimulando la contratación. Por un lado está la política salarial, que en Ecuador ha tenido un manejo populista; y por el otro, las normas inflexibles de trabajo, con elevados costos por despidos. “Algunas empresas en la pandemia achicaron su nómina. Ahora que las ventas están subiendo, no van a contratar con la misma facilidad del pasado porque les costó mucho ajustarse a la realidad”, aclara Acosta.