El encarecimiento de insumos se ensaña con la construcción

La construcción sigue sumando males en su lista que, difícilmente, le permiten recuperar sus históricos números rojos. Además de los efectos de la recesión económica local que el país venía arrastrando y las consecuencias que dejó la pandemia mundial, este año ha tenido que enfrentar una escasez e incremento de materias primas, que en este último mes, exponen al acero como uno de los productos más golpeados.

Hace unos días, Edison Tagle, un pequeño constructor de la ciudad, no entendía por qué las varillas, las correas o los tubos galvanizados que empezó a cotizar para levantar un pequeño local comercial, registran incrementos del 80, 90 y 100 %. “Solo para poner un ejemplo, hace 3 meses los súper techos, las típicas láminas que parecen zinc, costaban $ 18, pero ahora he tenido que comprarlas en $ 31”, decía con factura en mano, al tiempo de preguntarse las causas que están originando todo esto. “Por lo que he visto podría ser un problema mundial”, dijo.

Y tiene razón. La reactivación de la demanda global tras la COVID, que ha avanzado a un mayor ritmo que la reapertura de fábricas proveedoras de materias primas que, encima, este año han tenido que sortear el alza de fletes y escasez de contenedores, continúa generando problemas de comercialización de muchos productos que esta vez tocan a los materiales de construcción. Así lo explican actores de esta industria como Henry Yandún, gerente de Kubiec, quien en su caso, sostiene, ha tenido problemas para abastecerse de acero y otros insumos para fabricar ciertos materiales. “Antes pagábamos 2.000 dólares por contenedor, ahora ese valor está en 12.000 dólares”, dice Yandún, quien añade que este problema ya ha repercutido en insumos como las bobinas de acero laminado. En enero del año pasado, el costo de la tonelada estaba en $ 520, hoy ese valor está en $ 1.200.

Un efecto similar se observa en todas las importaciones, principalmente las que vienen de China, dice Virgilio Gonzenbach, gerente de la constructora Covigon. “Ha afectado al vídrio, con costos de hasta un 30%; al alumino con un alza del 47%, y otros insumos como materiales eléctricos como los cables que se traen, tomacorrientes o breakers; estructuras y planchas para tumbados, materiales de decoración, todo”.

Esta es una situación que preocupa, admite, pues “se trata de un traspiés más, una raya más al tigre” para una industria que este año tenía proyectado recuperarse de un 2020 complicado (en ese año los permisos de construcción cayeron 30 %, la cifra más baja en una década). Esto, detalla, no solo afectará a las constructoras que estén trabajando con contratos firmados que contemplaron precios antiguos (lo que podría obligarlas a asumir los incrementos) sino el ritmo de marcha de algunos proyectos. “No solo se trata de precios, en algunos casos hay escasez. Hay ciertas casas en las que se tiene que colocar tumbado pero no se tienen los elementos porque eso no existe en el mercado. Y eso es un problema, porque retrasa la entrega de viviendas”, explica.

En este sector se advierte que el efecto inmediato (reflejado hoy en un encarecimiento de materiales) podría mutar a uno de mediano plazo: el costo que tendrán las futuras casas. Para Yandún, si alguien hoy está dudando si comprar una vivienda terminada, debe saber que este es un buen momento para hacerlo, “pues es un hecho que las casas tendrán que encarecerse porque evidentemente los precios son mucho más altos y se cotizarán en base a nuevas proformas”.

Gonzenbach lo asiente. Admite que este podría ser un efecto que incidirá en la medida en que tarden en resolverse los problemas de logística global. Su expectativa es que el alza pueda moderarse. “Algunas firmas, por cuestión de estrategia tendrán que asumir algunos costos, eso es mejor a elevar los precios a no vender nada”.

Las empresas a nivel mundial esperan que este sea un fenómeno circunstancial. La perspectiva de los mercados internacionales es que la elevada inflación persista al menos hasta la primera mitad del año siguiente.

• PARA SABER.
Origen. La crisis de suministros a nivel global empezó en el segundo semestre del 2020. Una mayor demanda y poca oferta de contenedores y navieras desequilibró la logística.

Alcance. La construcción no es la única afectada. Productos electrónicos, autos o juguetes están guardados en contenedores de buques cargueros que no llegan a puerto o a la espera de conseguir un espacio.

DIARIO EXPRESO