Al comenzar el 2019 y precisamente cuando la atención estaba puesta en las conversaciones entre el gobierno de Lenín Moreno y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para lograr un acuerdo de financiamiento, la noticia de una nueva colocación de bonos provocó sorpresa e incertidumbre.
Tras una mañana llena de rumores, que incluso llegaron a señalar que se preparaba una emisión de $ 2.000 millones, el Ministerio de Economía (MEF) recién por la tarde de este lunes precisó la información: Ecuador colocó papeles por un total de $ 1.000 millones, a una tasa del 10,75 % y con un periodo de vencimiento de diez años.
“Las condiciones a las que se colocaron los bonos ecuatorianos fueron las mejores para la situación actual externa”, señaló el MEF en su comunicado.
Los inversionistas habrían manifestado su intención de obtener papeles hasta por sobre los $ 3.000 millones. “Esto, a pesar del complicado entorno…, enfrentando precios internacionales del petróleo por alrededor de los $ 52; un riesgo país estable, pero aún elevado; y, una leve baja en las calificaciones crediticias”, indicó el Ministerio.
Sin embargo, las reacciones fueron críticas. “No se esperaba que (Ecuador) llegara al mercado hasta que los funcionarios completaran las negociaciones con el FMI”, dijo Shamaila Khan, directora de deuda de mercados emergentes de AllianceBernstein, una firma de asesoría en inversiones que fue citada por Bloomberg.
Hasta ahora, buena parte de los analistas económicos había visto con optimismo un acuerdo con el FMI y la consiguiente apertura hacia los organismos multilaterales –como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo–, puesto que sus tasas de interés no sobrepasan “los dos dígitos” y sus requisitos contemplan el ajuste de las cuentas estatales.
Jaime Carrera, secretario del Observatorio de la Política Fiscal, se mostró decepcionado. Sostuvo que este endeudamiento es una “decisión irresponsable, a tasas de usura y, sobre todo, es una muestra de que se está posponiendo el ajuste. En pocas palabras, es lo mismo que hacía el Gobierno anterior: endeudarse y endeudarse; gastar y gastar, con las consecuencias que ya todos conocemos”.
Explicó que en un plazo de diez años, el Ecuador terminará pagando, prácticamente, el doble.
Vicente Albornoz, decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la UDLA, reaccionó en Twitter. “El chisme del mercado es que el país estaría por emitir bonos… Llevan casi un año en estas… por ahí no van los tiros”, dijo.
Para los expertos, esta noticia podría confirmar que, al menos hasta el momento, cuando Moreno se acerca a los dos años de gobierno, el acuerdo con el FMI está más lejano de lo que se pensaba y que las medidas de ajuste –como la reducción de los subsidios e instituciones públicas– parecerían insuficientes para frenar el gasto.
Para el MEF, “con esta operación, aprobada por el Comité de Deuda desde el año pasado, se cubre el 12,5% de las necesidades de financiamiento de 2019. Los recursos permitirán fortalecer las reservas y financiar el presupuesto.
Calificación de riesgo
En tanto, la agencia de calificación de riesgo S&P Global Ratings ratificó este lunes con “B-/B” la nota de Ecuador y mantuvo su panorama estable, ya que el país ha continuado con su programa de consolidación fiscal pero enfrenta condiciones más difíciles para acceder a financiamiento internacional.
“Los principales desafíos del gobierno en el corto plazo son la consolidación fiscal y el acceso a fuentes comerciales y oficiales de financiamiento”, dijo la agencia en un comunicado.
S&P destacó que el país enfrenta grandes de necesidades de financiamiento en los próximos años y que continúan las incertidumbres sobre la capacidad del gobierno para acelerar las reformas fiscales y estructurales, lo que refleja los costos políticos y económicos de las medidas.
Anteriormente este mes, Fitch bajó la perspectiva de la calificación crediticia de Ecuador a negativa desde estable, porque anticipa mayores necesidades de financiamiento del gobierno en 2019-2020.