Molestia y rechazo expresan desde el sector del entretenimiento porque la reforma tributaria saca a los espectáculos públicos de la lista de servicios que no pagan impuesto al valor agregado (IVA).
Con esta nueva medida “acabaría la industria del espectáculo”, advierte Fabián Vallejo, propietario de Dfabis Producciones con 25 años en el mercado, quien dice que significa “aumentar un impuesto más” y que el cobro del 12 % sería a la taquilla y no de las ganancias.
Esto pues el proyecto de Ley Orgánica para el Fortalecimiento de la Economía Familiar elimina el numeral 11 del artículo 56 de la Ley de Régimen Tributario Interno.
“No es que hemos estado exonerados de impuestos. La gente piensa que no pagamos nada, (al contrario) es la industria más golpeada en impuestos”, afirma el empresario, que ha organizado conciertos en su ciudad natal, Cuenca, en Guayaquil y Quito, y ha traído artistas como Romeo Santos, Alejandro Fernández, Ricardo Arjona, Roberto Carlos, Maná.
Según Vallejo, al sumar el 12 % del IVA el total de impuestos sería del 45 %, pues indica que el Servicio de Rentas Internas (SRI) ya cobra el 25 % del contrato del artista, es decir, que si un artista cuesta $ 100.000, el SRI cobra $ 25.000 por adelantado para dar el permiso. Dice que contratar un artista de moda internacional cuesta entre $ 300.000 hasta $ 1′000.000, mientras que un nacional entre $ 3.000 a $ 10.000.
Con este criterio concuerda la relacionista pública Zuley El-Wakel: “Ya se paga el 25 % del valor del contrato al SRI del artista, cosa que ningún artista lo asume, es parte del contrato, así que lo asumen el empresario local”. Y sostiene que no solo cuesta un artista, “sino el valor más el impuesto, salida de capitales”.
Vallejo dice que probablemente el SRI dirá que el 25 % no lo debería pagar el empresario, que es una retención al artista extranjero, que es el impuesto que debe pagar un extranjero por llevarse el dinero de Ecuador. Pero “eso es absurdo, porque el artista es el que pone las condiciones, cobra sus honorarios fuera de impuestos y el que termina pagando el impuesto es el empresario y claro, pueden decir: ‘no contraten al artista que no acepta las condiciones de este país’, entonces así significa que nunca va a venir un artista”.
Al 25 % sostiene que se debe agregar el pago del 8 % de la taquilla a la Sociedad de Autores y Compositores del Ecuador (Sayce), así como el costo de producción, que sumando algunos costos sobrepasan los $ 145.000, sin contar con el pago a los bomberos, tasas municipales, alquiler de baños, camerinos, sonido, publicidad, etc. Es que si un artista cobra $ 100.000, generalmente a ese valor hay que duplicar el costo de producción, por lo que aproximadamente organizar un concierto costaría $ 200.000.
Por ejemplo, alquilar un estadio en Quito llega a costar $ 50.000; la protección de la cancha tiene un costo de entre $ 20.000 y $ 30.000. Para la contratación de guardias de seguridad si es en un estadio les piden unos 300, que en precio sería más de $ 5.000. También deben tener en el presupuesto unos $ 40.000 para el rider técnico (un documento en el que se indican las necesidades técnicas de un artista para realizar correctamente un evento).
“Si se comienza a sumar todo lo que significa producción realmente todos quienes hemos hecho shows por tantos años cada día nos hemos ido saliendo del negocio, porque es imposible aguantar y con este impuesto realmente se acabaría ya la industria, para mí se acaba la industria en Ecuador”, dice.
Asimismo, cita como ejemplo que si destina un estadio para un aforo de 25.000 personas, en las entradas, el desglose iría de la siguiente manera: 10.000 entradas generales a $ 20, 3.000 boletos para tribuna a $ 30, unos 2.000 pases a palcos a $ 60 y así sucesivamente y según sus cálculos la taquilla al 100 % sería de $ 600.000, pero de ahí se deben restar los $ 400.000 de producción y artista, y “entre comillas” quedaría unos $ 200.000, sin embargo, dice que se debe tener en cuenta que en la mayoría de los shows, el 80 % de los empresarios pierde y que por ello muy pocos han quedado en el negocio.
Hay empresas que continúan realizando shows, comenta, porque tienen ventajas, cuentan con medios de comunicación y la facilidad para promocionar al artista y se limitan por hacer eventos con artistas anglo.
El cuencano explica que con esta nueva medida se encarecería el producto. Si una entrada cuesta $ 100, ahora costaría $ 112. Se corre el riesgo de no vender todos los boletos. Y no solo afectaría al empresario, también a las empresas que prestan seguridad, las que ofrecen el servicio de relaciones públicas, publicidad en los medios, taxistas, hotelería… “Nuestra industria genera demasiadas fuentes de trabajo”, para la organización de un concierto se generan unas 700 fuentes de empleo.
El ministro de Economía, Pablo Arosemena, ha dicho que el IVA 0 % es para bienes de primera necesidad, medicinas, alimentos y “el entretenimiento no es de primera necesidad”, aunque reconoce que “es fundamental para la economía ecuatoriana”.
“Las autoridades pueden hablar muchas cosas, pero la realidad es otra, nos persiguen como si fuéramos delincuentes, nos persiguen con impuestos, con permisos, con clausuras, ellos se van a dar cuenta de que van a terminar afectando a mucha gente, no solo al empresario, porque el empresario por último dice: ‘ya no hago, no arriesgo mi capital’”, dice Vallejo.