El Ministerio de la Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca (Mpceip)tiene lista una propuesta para reducir de forma progresiva el impuesto a la salida de divisas (ISD) en cuatro años.
En entrevista con este Diario, el titular de esta Cartera, Pablo Campana, dijo que la idea es lograr que desde este año empiece “una disminución paulatina del 25% del ISD”, de manera que en el 2022 ya nadie lo pagaría. El ritmo de reducción será de 1,25 puntos porcentuales cada año; es decir, que en este año baje del 5% al 3,75% y así en adelante, hasta llegar a cero. “Estamos conscientes de que esto afectará a la caja fiscal y, por eso, la última palabra la tienen el Ministerio de Finanzas y el Presidente de la República”, señaló Campana.
El cambio no requiere una reforma legal. La Segunda Disposición General de la Ley de Fomento Productivo, aprobada en agosto del año pasado, establece que el Ejecutivo podrá “en base a las condiciones de las finanzas públicas y de balanzas de pagos, reducir gradualmente la tarifa del ISD”. El tributo se creó con la Ley Reformatoria para la Equidad Tributaria, el 29 de diciembre del 2007, durante el Gobierno de Rafael Correa.
La medida empezó en el 0,5% en el 2008 y aumentó progresivamente hasta llegar al 5% en el 2011. Desde entonces se ha mantenido en esos niveles. “Se lo creó bajo la idea de proteger la dolarización, para que la gente no saque su dinero del país”, explicó Pablo Guevara Rodríguez, socio de la firma Andersen Tax & Legal.
La realidad es que su recaudación ha crecido hasta convertirse en un aporte importante para las finanzas del Estado. El año pasado se recaudaron USD 1 206 millones por este concepto; es decir, 109 millones más que en el 2017. En el 2008 el cobro apenas fue de USD 31 millones. . El Gobierno ha generado exoneraciones para reducir los efectos del tributo en algunas actividades. En el 2010, por ejemplo, las transferencias de hasta tres salarios básicos hacia el extranjero y la importación de cocinas eléctricas y de inducción fueron liberadas.
En la Ley de Fomento también se ha considerado el descargo del ISD en casos como “nuevos proyectos productivos que suscriban contratos de inversión” o nuevas importaciones de bienes de capital y materia prima. Carlos Licto, abogado tributario, calcula que se han emitido alrededor de 15 exenciones. Con ese escenario, los empresarios son optimistas sobre un eventual ajuste a la baja de esta carga tributaria.
Para José Antonio Camposano, presidente de la Cámara Nacional de Acuacultura (CNA), el impuesto “no se lo puede sacrificar en este momento, pero podría reducirse a la mitad”. La propuesta del gremio es eliminarlo en dos años: empezar el 2019 con 2,5 puntos menos y en el 2020 terminar de desmontarlo.
El líder de este sector dijo que su industria solicitó el 4 de diciembre del año pasado la desgravación del ISD para 64 productos (bombas, lanchas a motor, mangueras). El pedido se presentó en el Mpceip para acceder a los beneficios descritos en la Ley de Fomento. En cambio, Eduardo Egas, presidente ejecutivo de la Corporación de Promoción de Exportaciones e Inversiones del Ecuador (Corpei), tiene otra alternativa frente al ISD. “Bajarlo en dos puntos y dejarlo en 3 %”. Pero ese porcentaje que se conserva tiene que destinarse a incentivar exportaciones, precisó.
Ese dinero servirá para dar liquidez al mecanismo de devolución simplificada de impuestos (Drawback), pensado para impulsar al exportador. El escenario ideal para ambos empresarios es eliminarlo, pero la situación económica del país no lo permite. En caso de que la disminución ocurra, la compensación en recaudaciones está en el impuesto a la renta, sugirió Licto.
La recaudación de este tributo podría subir gracias al proyecto de Ley de Repatriación de Capitales que tiene pensado enviar a la Asamblea el Ejecutivo en el mediano plazo. Para Guevara, la respuesta está en el incremento de dos puntos en el IVA. Pero Campana aseguró que en materia tributaria “no habrá sorpresas”.