El impuesto a la salida de divisas (ISD) que se paga por el dinero que se envía al exterior en efectivo o a través de tarjetas de débito y crédito, cheques o medios de pago por internet se reduce a 3,50 % desde este 1 de julio del 2023. Es la sexta vez que disminuye y falta una rebaja más, la mayor, que será en diciembre cuando deberá quedar en el 2 %.
El ISD -que fue creado en el 2007 y en el 2011 subió del 2 % al 5 %- ha ido bajando progresivamente en el último año y medio. El presidente Guillermo Lasso definió las fechas de reducción en el 2022 y en este 2023, a través de decretos ejecutivos, cada vez fueron bajando 0,25 %. En diciembre debe bajar de golpe 1,50 % para que la tarifa quede nuevamente en 2 %, para entonces ya habrá otro Gobierno electo en los comicios de agosto, anticipados por la muerte cruzada que aplicó el mandatario.
¿El próximo presidente podrá echar abajo esa reducción? La rebaja del impuesto a la salida de divisas se ampara en la Ley de Fomento Productivo del 2018 que faculta al presidente a la reducción gradual de este impuesto y además hay una sentencia de la Corte Constitucional que declaró inconstitucional la Ley de Fomento Ambiental del 2011 –impulsada en la administración de Rafael Correa en la que trepó el ISD al 5 %– y dio hasta diciembre del 2023 para que siga vigente hasta que se envíe una nueva reforma tributaria.
Pero esa inconstitucionalidad fue de forma, recuerda Pablo Guevara, socio de la consultora tributaria Andersen. “Eso significa que la Corte no critica el aumento sino la forma. Si viene un nuevo presidente y quiere modificar el cronograma podría hacerlo, pero tiene que llegar igual a diciembre al 2 %, porque hay una sentencia. Pero también podría el presidente nuevo presentar un proyecto de ley a la nueva Asamblea e incrementar el ISD. Lo puede hacer, pero necesita una ley”.
El Servicio de Rentas Internas (SRI) recaudó en el 2022 por impuesto a la salida de divisas $ 1.273,6 millones y en lo que va del 2023 –de enero a mayo– casi $ 456 millones. Si en este tiempo se hubiera mantenido la tarifa del 5 % habrían ingresado al fisco unos $ 330 millones, Guevara hace ese cálculo, pero aclara que no es tan exacto porque al bajar una tarifa se dinamiza la actividad y si estuviera el 5 % no saldría más dinero y se habría recaudado menos.
Pero el efecto en los negocios fue favorable. “Una empresa que importa productos de cada cien dólares tenía que entregar cinco dólares, ahora puede dar un mejor precio al mercado. Eso anima a poner un nuevo establecimiento. Es positivo para la economía que los impuestos no distorsionen el mercado, que hagan al país provocativo para nuevas inversiones”, comenta.
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Y es que esa reducción del ISD fue un factor que motivó a marcas internacionales a entrar a Ecuador en el 2022 y 2023. El director general de la firma costarricense AR Holdings, Antonio Burgos, lideró la apertura de Old Navy en el país en octubre pasado y hace un mes –en junio– hizo lo mismo con la primera tienda de GAP. “Algo que ha ayudado muchísimo es la reducción del impuesto a la salida de divisas, porque si no encarecía demasiado la operación, si ya los impuestos de importación son bastante altos en Ecuador y además cuando yo le pago a mi proveedor en el exterior ese inventario tengo que dejar el 5 % ahí como impuesto me obliga a subirles el 5 % a todos. Es un impuesto que va directamente al precio de lo que la gente compra″. Que el impuesto quede en 2 % al 31 de diciembre “es un alivio gigantesco a las operaciones. Sin duda alguna han ayudado muchísimo a que uno quiera invertir más”.
Esas son “buenas noticias para el sector empresarial y para la población, porque el sector empresarial genera empleo”, indica Guevara.
Y esos mismos efectos los destaca el ministro de Economía y Finanzas, Pablo Arosemena. Al recordar que -siguiendo el cronograma establecido- desde este 1 de julio rige una nueva rebaja, dijo que este impuesto encareció bienes importados y que su reducción reactivará el nivel de consumo y atraerá más inversiones al país para generar empleo. (I)