Envíos de café, con la peor cifra desde 2013 en Ecuador

Los envíos de café y sus elaborados registraron la peor caída de entre los productos no petroleros en enero, manteniendo una tendencia a la baja, que se observa desde el 2013.

El primer mes del año, los envíos de café procesado (solubles) disminuyeron en USD 5,9 millones, frente a igual mes del 2018. La cifra significó una caída de 71%. En tanto, los envíos de grano bajaron en un 8% en igual período.

La reciente caída de los precios internacionales del grano, debido a la sobreproducción de países como Vietnam y Brasil, está agravando aún más la situación. Pero la crisis la están viviendo los productores, mientras las ganancias de las grandes corporaciones no han bajado, según un reporte de la BBC de inicios de mes.

Las compañías de café multinacionales pagan menos de un dólar por libra de café: 93 centavos por libra el 18 de marzo, el precio más bajo desde 2006.

Ecuador, además, debe lidiar con factores internos. La Asociación Nacional de Exportadores de Café (Anecafé) ha identificado seis problemas relacionados con la industria y con el lado productivo que arrastra el sector.

Estos son: altos costos de servicios básicos para las fábricas (agua y electricidad), limitación de transporte para contenedores, baja productividad, mano de obra cara, falta de asistencia técnica y de líneas de crédito preferencial para ayudarlos.

Pablo Pinargote, gerente de Anecafé, dijo que en el país hay alrededor de 60 000 hectáreas sembradas de las variedades arábigo y robusta. La producción se concentra en 21 de las 24 provincias, pero es “muy poquito lo que se genera”.

De sus propios estudios concluye que por cada hectárea se cosechan anualmente 10 quintales de café robusta. “Nuestra principal competencia logra entre 30 y 40 quintales”. Es decir, países de Centroamérica, Colombia y Perú son más eficientes con sus cultivos.

Desde el 2011, el Ministerio de Agricultura (MAG) inició el Proyecto de Reactivación de Café y Cacao Nacional Fino de Aroma (PRCC) con vigencia hasta 2020. Pinargote no conoce cuáles son los avances.

Este Diario solicitó información al MAG para evaluar el PRCC, pero hasta el cierre de esta edición no tuvo respuesta. Este año será uno de los proyectos que recibirá USD 9,4 millones menos del Fisco.

En cambio, la respuesta del sector privado ha sido incentivar desde el 2007 el concurso Taza Dorada, para promover el café de especialidad, una apuesta que tiene aceptación en mercados como Japón, Corea del Sur, Taiwán y EE.UU.

Henry Gaybor es productor de este tipo de café en su finca Maputo, en el noroccidente de Quito. Explica que para obtener un café de excelente calidad la metodología, desde la selección de la semilla, debe ser estricta. La calidad del grano se mide en un puntaje de 1 a 100. El café que este productor destina a exportación es superior a 85 (gourmet).

Pero dedicarse a este segmento es costoso. Cada hectárea necesita al menos de USD 5 000 de inversión. “El 40% de lo que produzco es solo para pagar a los trabajadores que recogen la cosecha”. Subraya que se debe luchar primero por calidad, antes que por cantidad.

Pablo Ponce, un pequeño cafetalero también del noroccidente del Distrito, se dedica al campo desde niño. Pero al cultivo del grano, desde el 2011; cuando retornó al país tras haber vivido ocho años en Italia.

Cosecha unos 40 quintales de café pergamino por hectárea, en las 5 que tiene cultivadas. Produce café de especialidad en las variedades bourbon, sidra y typica.

Aunque reconoce la asistencia técnica y promoción que ha recibido por parte de Conquito, subraya que a los pequeños productores aún les falta mucho. Por ejemplo, el poder negociar con más compradores internacionales.

Vinicio Dávila, propietario de la firma Cafecom, cuenta que en los últimos tres meses ha exportado 500 quintales de grano verde de café.

Aunque al ser una semiindustria su énfasis está más en el café tostado y molido. En esta área sí ha existido crecimiento hacia el mercado chileno.

Con esa suerte no corre el café soluble, que se ha venido contrayendo significativamente. Bernardo Arosemena, directivo de la fábrica El Café -con dos plantas en Guayaquil y Montecristi- menciona que la industria requiere volver a las tarifas eléctricas y de agua potable que tenían en el 2013.

“En ese año nos subieron dos centavos por cada kilovatio-hora”, agrega Arosemena. Eso le representó USD 140 000 mensuales más en energía.

Para Jorge Salcedo, directivo de Solubles Instantáneos, al sector le ha tocado mutar para sobrevivir. “Hace 10 años, 50% de la producción era para el mercado local y 50% para exportación”. Hoy esa relación es 70 y 30. Además, las plantaciones han envejecido sin renovación.

DIARIO EL COMERCIO